Llegan las bajas temperaturas y con ellas, la abultada factura de la luz y la necesidad de aislar la casa del frío.

La calefacción y el aire acondicionado consumen un tercio de la energía de los hogares. Pero en ocasiones, por alta que esté la temperatura, seguimos estando incómodos. Eso es porque falla el aislamiento de la vivienda y se escapa el calor –y nuestro dinero-.

En este post vamos a darte algunos trucos para mejorarlo. Sin hacer obras y con poco presupuesto.

Ventanas

Las ventanas son el principal punto de fuga. Por ellas se escapa entre el 15 y el 35 por ciento del calor de las casas.

La solución más eficaz a este problema es instalar ventanas con doble acristalamiento y marcos con rotura de puente térmico. Pero no siempre es posible acometer esta reforma por su coste, porque no es el momento o porque estamos en un piso de alquiler.

¿Qué podemos hacer, entonces, para aislar la casa del frío? Lo primero es revisar los cerramientos y marcos de las ventanas, para ver si hay agujeros o grietas por los que se va el calor. Después, los sellamos con espuma aislante.

Son muy económicas, se venden en tiendas de pintura y bricolaje y se aplican directamente con una cánula. Cuando se solidifican, se pueden pintar. 

 

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Espuma de poliuretano Soudal Temperaturas Extemas, de venta en Leroy Merlin.

 

Otro truco antiguo, pero sencillo, barato y eficaz, para las ventanas es colocar burletes. En vez de ponerlos de gomaespuma, es mejor de caucho o silicona. Son más resistentes y duraderos. Y los hay incluso transparentes.

También existen películas transparentes de plástico que se colocan sobre los cristales, formando una cámara de aislamiento similar a la del doble vidrio. La cubierta Thermo Cover de tesamoll®, por ejemplo, impide la dispersión de calor y la reduce en un 28 por ciento en ventanas de un solo vidrio.

Cortinas

Una cortina doble o con forro es otra buena opción. En el primer caso, podemos poner dos barras: una con una cortina translúcida que deje pasar la luz y otra más gruesa, que mantenga el calor en el interior de la habitación.

En el segundo, la cortina se confecciona con una tela distinta en cada cara, y ambas se cuelgan de la misma barra o riel. Ésta debe estar sujeta en tres puntos, para aguantar el peso.

El uso de telas también nos permite cambiar la decoración en invierno y darle otro aire a la casa, sobre todo si somos atrevidos combinando estampados y lisos. Tejidos como el jacquard transmiten lujo y calidez.

 

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¿Te atreves con un estampado en blanco y negro y el forro verde manzana? En https://www.telas.es/.

 

Pero las cortinas no son sólo para las ventanas. Muchos pisos tienen la entrada directa al salón, para aprovechar los metros, y por ahí entran corrientes de aire. Una cortina sobre un riel a modo de barrera sirve de cerramiento y evita que se vaya el calor.

Si la instalación de tu calefacción no va por el suelo, una alfombra disminuye las pérdidas de calor por ahí. De paso, proporciona una agradable sensación de confort al pisar el mullido. Y una inyección de energía, si te inclinas por un diseño como este de Ikea:

 

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Paredes

Con las paredes sucede lo mismo que con las ventanas. La solución más eficaz requiere pequeñas obras y cierta inversión. En este caso, levantar muros con una cámara de aire de unos 10 cms.

Se pueden poner planchas de yeso laminado sobre perfiles e intercalar materiales aislantes, como lana de roca.

Otro remedio más económico y decorativo es cubrir la superficie con placas de corcho –un aislante térmico muy eficaz y de producción sostenible- o con un revestimiento adhesivo vinílico o de PVC.

Aprovecha para colocar uno que imite maderas decapadas y utiliza esa pared como cabecero de la cama.

Finalmente, es importante abrir las persianas y cortinas por el día, especialmente si la vivienda está orientada al norte, para que entre la luz del sol y caliente la vivienda. Y ventilar las estancias por la mañana –con 10 minutos es suficiente-.